sábado, 26 de agosto de 2006

"si fui flojo, si fui ciego,
sólo quiero que comprendan
el valor que representa
el coraje de querer". ALFREDO LEPERA

miércoles, 23 de agosto de 2006

“Con mi libre albedrío haré lo que quiera”,
Le dijo el Hombre a Dios, recostado sobre el árbol prohibido
Dio un mordisco a su manzana
Abrió grande los brazos
Y gritó con todas sus fuerzas
Para que Dios lo tuviera claro
Y entonces Dios dijo “Es cierto,
¿qué puedo objetarle si con ese fin se lo he dado?”

Después de ese acontecimiento fortuito,
Ya saben ustedes qué nos ha deparado la Historia...
A veces pienso
Que si hoy se levantaran de sus tumbas

Luther King
Mahatma Gandhi
Teresa de Calcuta
San Francisco de Asís
El Che

Se caerían de espaldas
Morirían de nuevo
Se suicidarían

Al ver en qué se ha convertido
Ese mundo de paz y esperanza
Por el que lucharon
Y dieron la vida

viernes, 18 de agosto de 2006

Buenos Aires hostil

Un día soleado de invierno, y en esta oficina sin ventanas no me queda más opción que recordar lo que he visto antes. Juncal y Suipacha ya es parte de la zona refinada de este Buenos Aires polifacético, y yo me encuentro confinada aquí, en un ámbito que no me pertenece pese a su cotidianeidad.
Lo que me asombra del barrio es su carencia absoluta de afinidad con las personas como yo, que amamos nuestro lugar simple y cálido, lejos del centro y de los horarios. Pero la hostilidad de estas calles con mi corazón no significa absolutamente nada: puedo, debo adaptarme.
Lo más terrible es la profunda dicotomía que ofrecen la Plaza San Martín, la avenida Santa Fe, los hoteles, con los dos o tres linyeras que duermen cerca de los peldaños de la iglesia del Socorro. Uno de ellos me inspira una verdadera ternura: verlo tiritar bajo una raída manta en este invierno a veces tan frío y tan lluvioso, me hace sentir que algo no está del todo bien en Juncal y Suipacha. No puedo entender la tristeza y el hambre, la miseria y la desidia, cuando en el bar de enfrente los habitués beben sus tragos sin mirar hacia atrás. Yo, por más que quiera, no puedo ignorarlo. Pero a veces también olvido recordarlo.
Juncal y Suipacha amanece, y él está allí. Juncal y Suipacha anochece, y él ya se ha ido. Me pregunto dónde estará, dónde descansará su cuerpo castigado, mientras las luces de los negocios se encienden y los vecinos apurados, e incluso yo, corremos de un lado hacia otro para escondernos en nuestra confortable coraza, cuatro paredes desde las cuales olvidamos que la pobreza no duerme mientras Juncal y Suipacha está quieta.
Es triste, pero es así… mientras el pobre linyera se acurruca y desfallece de hambre en la escalera de una iglesia de alcurnia, en la calle Arroyo se vende un dibujo de Kuitca por 50.000 pesos… En fin: podría escribir un millón de palabras, pero para qué.
Parece que hay personas que se ciñen a las costumbres y se llaman a sí mismos “cultores de la buena moral”. Ellas no aceptan a estos seres libres y afortunados, que caminan descalzos y chapotean en los charcos, porque piensan que se exponen a mancharse la corbata y eso no es recomendable.
Estas personas se sientan erguidas tras sus escritorios de ascendentes oficinistas, y pregonan con autosuficiencia que al éxito hay que alcanzarlo a como dé lugar, aunque rueden cabezas y corra la sangre.
Por eso, no toleran a aquellos seres desordenados y tibios, que le cantan al sol y se emocionan cuando la gente les sonríe, o si reciben un poema de regalo en un día cualquiera, y que se sientan en la vereda a observar una fila de hormigas trepando hacia un malvón.
Si te quitaras los anteojos y aflojaras el nudo de tu corbata, verías mejor las cosas y estarías más tranquilo.
De qué sirve viajar apretado en un tren, acelerar el paso en las estaciones sólo porque otros lo hacen, llegar a la hora precisa y no encontrar a nadie, asumir la rutina cotidiana de apagar el reloj - apurar el café - sacar la basura y ganar la calle... si aún así ( siendo tan correcto ) señalás con dedo acusador a quien se atreve a querer y es sensible, si no comprendés que más allá de tus cristales existen otras vidas respetables y torrentes de pasión puestos en las cosas sencillas. Si no caés en la cuenta de que es grato ser buena persona y si al final es por eso que te van a medir en la mala hora...